Para poder sanar un corazón roto, necesitas ser una persona empoderada. Eso significa aceptar totalmente quién eres. Obviamente, es más fácil decirlo que hacerlo.

También es importante saber que las personas que te desafían simplemente están reflejando partes de ti mismo que no estás dispuesto a ver. Siempre hay razones válidas para construir defensas, pero cuando puedas tomar conciencia de los factores desencadenantes y hacer las paces con heridas pasadas que ya no te sirven, podrás prosperar y evolucionar hasta convertirte en un individuo empoderado, compasivo y pacífico: la mejor versión de ti mismo.

Realmente conocerse a sí mismo implica reconocer tanto tu luz como tus lados de sombra. Las partes de sombra son aquellas que no te gustan tanto y que están temporalmente ocultas. Reconocer todos los aspectos de ti mismo abrirá tu corazón para que, gradualmente, haya menos conflictos y más armonía en todas las áreas de tu vida. Antiguos alumnos míos descubrieron que, a medida que sus vidas se abrían, experimentaban un grado de libertad, ligereza, confianza en sí mismos, amor y compasión continua, sin saber antes que eso era posible.

Al final, esta apertura del corazón cambia tus relaciones para mejor. Conforme te vuelvas más consciente, notarás que surgen nuevos patrones de relación, mientras que los viejos desaparecerán. Esto crea un efecto dominó que lleva a relaciones satisfactorias. Cuando haces este tipo de trabajo contigo mismo, también te conviertes en un ejemplo para otras personas, de modo que, sin intentar deliberadamente cambiar a los demás, descubres que cambian automáticamente en presencia de tu aceptación y amor fundamentados.

Cuanto más haces este tipo de trabajo, más empiezas a comprender tus propios sentimientos, incluso los difíciles que intentas evitar. Aprendes que son mensajes importantes que, una vez comprendidos, te acercan más a tu yo real. Las circunstancias complicadas se vuelven más fáciles y ya no tienes que pensar en cómo decir algo o sentir la necesidad de ensayar un discurso. Esto se debe a que cuando aprendes a trabajar con el lado positivo del miedo, la duda, la ira y el auto-sabotaje, puedes confiar en ti mismo para hablar con firmeza desde un lugar de amor, no de odio, miedo o inseguridad. Ya no temes lastimar a los demás, y lo que piensas de ti mismo se convierte en la opinión más importante que debes escuchar. Al ser fiel a ti mismo, también actúas como un faro que inconscientemente muestra a los demás cómo ser fieles a sí mismos.

Este no es un viaje de aprendizaje académico. No se trata de comprender conceptos intelectualmente, sino de sentirse realmente diferente dentro de las cuatro dimensiones de tu ser:

1. física

2. emocional

3. mental

4. espiritual

 

Solo entonces puedes experimentar la plenitud.