Cuando experimentamos abandono y rechazo en nuestras relaciones más importantes, es porque hemos confundido la verdadera fuente de amor en nuestras vidas. Es decir, buscamos el amor fuera de nosotros mismos. Y realmente lo hacemos desde que somos bebés o niños. Queremos que nuestros padres satisfagan absolutamente todas las necesidades que tenemos, y sentimos que este es nuestro derecho de nacimiento. A veces, incluso hay una parte de nosotros que se niega a cumplir con la responsabilidad de satisfacer nuestras propias necesidades. Cuando ese es el caso, solemos tener una gran energía de culpa hacia nuestros padres, nuestros compañeros, nuestros maestros, nuestros hermanos y hermanas mayores. Pero cuando hacemos esto, nos desconectamos de la verdadera fuente de amor que existe dentro de cada uno de nosotros.

Con frecuencia, la primera cicatriz de este tipo ocurre cuando el amor del niño por la madre es rechazado, por lo que el niño siente que hay algo malo en él. Como niños, podemos sentir que todo lo que está pasando con nuestros padres es culpa nuestra. No siempre entendemos que nuestros padres puedan estar en un lugar de miedo o lucha y que puedan haber creado un muro de protección alrededor de ellos mismos. Esto los aísla de nosotros. Amamos a nuestros padres, por eso les enviamos amor, pero como han creado esta energía de protección alrededor de ellos mismos, sentimos que el amor que enviamos rebota hacia nosotros. Esto nos hace sentirnos rechazados y abandonados. Sentimos que estamos haciendo algo mal y que no valemos nada, cuando en realidad no somos responsables del muro que nuestros padres han creado. 

Lo mismo puede ocurrir con nuestras parejas. Si te sientes rechazado/a en una relación, puedes reaccionar de diferentes maneras. Quizás te conviertas en el tipo de persona que está
 buscando desesperadamente atención y amor. De una forma u otra, le dices a tu pareja: “Quiero amor. Necesito que me escuches. Quiero que hagas esto por mí”. O podrías ir al extremo opuesto, donde dices, “Vale, si mi amor no es deseado, entonces no puedes tenerlo". Y esa posición que adoptas, provoca tu aislamiento o la creación de un muro a tu alrededor.

Por tanto, en algunas relaciones, puedes ser la persona absorbente y necesitada, mientras que en otras, puedes ser quien construya el muro. Estas dos situaciones tienden a manifestarse en nuestras vidas. Una puede ser más predominante que la otra en un momento dado, pero ambas tratan de buscar el amor fuera de nosotros mismos, lo que conlleva el sentir esa sensación de rechazo cuando nuestro amor no es deseado.

A nivel energético, no importa si estás rechazando a los demás o si te están rechazando a ti. Cuando eres quien exige, experimentas el rechazo porque la otra persona quiere que te alejes. Y cuando eres quien construye un muro, también creas rechazo porque no puedes sentir el amor que la otra persona te está enviando. Esa persona se alejará de ti. Así que el ciclo se sigue repitiendo.